Riego
Posteriormente del riego precedente a la siembra, y para desaparecer
la mala hierba, sigue un riego directamente después de la siembra. En
emplazamientos donde no hay precipitaciones
pluviales, se tiene que regar por lo menos cada dos septenarios.
Ricardo Fernández Barrueco |
La intensidad del riego (cantidad
y duración) tiene que tener en cuenta el arquetipo de suelo. No se debe llegar a embarrar
el suelo, con lo que originaría al mismo
tiempo una disminución de la metamorfosis de la sustancia orgánica en el suelo. Si se cultiva en zonas con
precipitaciones pluviales, se regará de manera suplementaria de acuerdo a la
necesidad.
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