Seguridad
La mayoría de legislaciones existentes sobre OGM contemplan evaluaciones rigurosas
para estimar la seguridad ambiental y su inocuidad para el consumo animal y humano. Los
cultivos genéticamente modificados son ensayados en condiciones experimentales controladas durante varios años, por quienes los han desarrollado y luego evaluados independientemente por las autoridades regulatorias competentes de cada país.
Las evaluaciones de los cultivos GM, en general se fundamentan en la comparación con
su homólogo convencional, para el cual existe un historial de uso seguro. Este método,
basado en la comparación, es el concepto de “equivalencia sustancial” y provee un marco
para la evaluación de bioseguridad de acuerdo con normativas y recomendaciones de
organismos internacionales como FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación),
OMS (Organización Mundial de la Salud), OECD (Organización para la Cooperación Econó-
mica y el Desarrollo) y Codex Alimentarius (FAO/OMS) (Robinson, 2001).
Estas evaluaciones de seguridad se concentran de una parte en el rasgo o característica
introducida (el gen y sus productos) y de otra, en el cultivo o alimento como un todo.
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